Pedro Montt, n.701
Capitan Pastene
Chile
En Montecorone estamos inspirados a viajar en el tiempo y reencontrarnos con nuestras raíces por la riqueza de las experiencias que esta trae.
Queremos que nuestros clientes interactúen y se involucren no sólo con la comida, sino también con los sentidos, las emociones y la historia.
El "Emporio - Ristorante Montecorone" es una de las ofertas gastronómicas más recomendadas en Capitán Pastene, ofrece a sus comensales una cocina auténtica Italiana, pero que no es ajena a ligeras influencias de la gastronomía local.
Fusionando las tres culturas que caracterizan la esencia de una comuna con tradición, sabores gourmet y productos 100% naturales.
La columna vertebral de su menú son las Pastas y Pizzas, como catalizador de los sabores típicos autóctonos y de las diferentes costumbres que Capitán Pastene representa.
En ella predomina el equilibrio entre los sabores nuestros, que incluyen ingredientes locales como el famoso prosciutto y algo de la nostalgia que traen los sabores de la infancia, como tambien, los sabores con acentos de otras culturas.
"Mi abuelo fabricaba “prosciutto” para el consumo familiar hace dos generaciones, tradición muy común entre las familias de la época, donde el cerdo se criaba y mantenía para fabricar esta especie de jamón crudo salado que sirve de aperitivo o antipasto.
Pero no sería hasta mi visita a Italia en 1990, que pensé en expandir la producción desde lo doméstico a lo público; y me concentré en aprender de mis parientes . “Esto es parte de nuestra identidad de la región de Emilia Romagna, mi familia italiana produce jamones en Montecorone, por eso aquí también conservamos el nombre”.
Para el año 2004, producía los jamones en el subterráneo de mi casa. Hoy cuento con una moderna fábrica que me permite entregar unos mil quinientos jamones cada año, los que vende mi mujer, Mabel Flores Cantergiani, en el Emporio Montecorone, una cápsula del tiempo montada en una de las esquinas más famosas de Pastene y que fuera durante los inicios del pueblo, el almacén más famoso; una especie de museo de antigüedades que se mezcla con conservas caseras, licores de frutas locales y quesos con precios escritos en pizarritas negras con tiza blanca, que acompañan al visitante en su encuentro con el paciente Prosciutto, después de casi dos años de preparación, salado, ahumado y maduración."